The Day of the Triffids // Opinión de Marinero Jovial

16:29 #CinefórumLivingRoom 0 Comments


Anoche nos enfrentamos a un severo y verdoso drama existencial. Macetas reptantes, conflictos de pareja, salvadores de medio pelo en un mundo amenazado por fuerzas exoterráqueas. Todo lo mejor del film es todo lo peor. Tanto esa innecesidad de explicar por qué ocurre lo que ocurre como ese precipitado final en el que las aguas oceánicas cobran un papel redentor y salvífico.

Algunas conclusiones reflexivas podemos sacar de esta inmunda película.

Por un lado que el mal no tiene un único punto débil, sino que parece que cada medio es capaz de utilizar sus recursos para acabar con una amenaza común. La pareja del faro utiliza lo que tiene: el agua marina; el grupo recluido en gibraltar utiliza un carromato circense a modo de reclamo hameliniano.

Por otro lado, el contradictorio uso del raciocinio humano: la pareja del faro se empeña en hallar científicamente un punto débil para acabar con los trífidos, pero no lo consigue, y finalmente encuentra el remedio de manera casual y fortuita.., intuitiva. El grupo de gibraltar actúa siempre intuitiva y emocionalmente, pero sólo consigue acabar con las macetas andarinas cuando se para a observar y pensar.

 Otro motivo de reflexión es la identificación real de la amenaza, esto es, la evidencia de que el enemigo no sólo son las plantas, sino el propio hombre y la sociedad. Este hecho lo pudimos comprobar en dos niveles. Uno nivel microsocial, el de la pareja; y un nivel macrosocial, el del grupo como muestra de la sociedad en su conjunto. En el nivel micro, la pareja aislada cuya mayor amenaza es la propia apatia, abulia y, en fin, la misma institución del matrimonio, que mata la sana convivencia libre entre personas que se aman. No es casual (o sí) que el matrimonio sea identificado aquí como un islote aislado, tenebroso, perdido, pero que a la vez represente el faro necesario para que la sociedad no se pierda ni se pervierta. También en ese nivel micro actúa, aunque de forma contraria, el microgrupo formado por el protagonista, la niña que encuentra y la mujer que les acompaña. No dejan de ser una familia contingente, sin vínculos ni lazos formales, a quienes salva el hecho de no estar casados.., Por el contrario, actúan en un espacio abierto, luminoso, libre. En el nivel macro, el grupo social de ciegos amenazado por un ejército de mercenarios borrachos. La amenza de esa sociedad ciega no son las plantas reptantes, sino sus propios congéneres.

Finalmente, lo más inquietante de todo quizás sea observar a esa sociedad digna de Saramago, en la que todos han quedado ciegos. Como nuestra sociedad, ciega y errática, tiranizada por unas hortalizas sistémicas, carentes de todo viso de inteligencia.

Como siempre, las películas de ciencia ficción son metáforas atemporales que reflejan los confictos permanentes a los que está sometida la humanidad.

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